Loló Robles

Me acuerdo que cuando era chica me pusieron a bailar con una silla, también recuerdo que agarré una taza imaginaria, y después jugué arriba de unos pupitres, comí y tiré pedazos de torta al público( no quiero dejar de mencionar que, acto seguido, la directora nos retó por haber armado un caos entre los alumnos). Después vienen los recuerdos más claros: algunos talleres de teatro, los talleres de Raúl Reyes y la facultad. Con Raúl “El Maestro" descubrí que quería eso de mi vida, descubrí que me había enamorado, y que necesitaba actuar porque eso me hacía feliz. Actuar me encuentra conmigo, me hace más fuerte, más vulnerable; cuando actúo me conozco más, me enfrenta con mis miedos más íntimos, con mis secretos, con lo más vergonzoso de mí, me hace descubrir mis fortalezas, gracias al teatro puedo reírme de mi y eso es lo apasionante de actuar, nunca es igual, nunca está nada dicho, hay siempre un desafío, no hay nada que se compare, no hay nada que me produzca algo parecido, el teatro es mi pasión, es mi amante, es mi enemigo, es mi vida, es aquello que no me puede faltar.