Marcela González Cortés

Soy bailarina…en los lugares en que he vivido he bailado siempre… Yo nací cerca del mar, al norte de Chile, Antofagasta, un 13 de febrero del 71… acostumbrada a estar entre roqueríos, estrellitas y soles de mar; además de los militares y todas las restricciones y miedos de la época. Mi padre trabajaba en la Universidad, era Sismólogo y en el jardín al que iba desde chiquitita, dicen que bailaba siempre… Luego de muy niña me fui a vivir a otro lugar cercano de la región, el mineral de cobre más grande de Chile “Chuquicamata”; donde el sol quemaba mucho y la aridez del desierto de Atacama nos partía la cara y los labios, con el olor a los ácidos de la mina por las noches…y ahí en esa pequeña ciudad donde no llueve nunca, con un cielo de muchísimas estrellas, además de una gran “influencia norteamericana”, empecé a bailar mis primeros pasos, en una escuela de Ballet de mucha disciplina y todas esas cosas de princesa que me hacían feliz de niña. Bailábamos en un tremendo teatro y teníamos maquilladores y vestuaristas en cada función, nos traían las telas de Alemania para los “tutus” (no era un tul común, era net) y las zapatillas de puntas de Italia. Bailaba en un hermoso teatro varias veces al año y los fines de semana nos íbamos con mi mamá y mi hermana a Antofagasta, al mar…a re-encontrarme con la brisa y las puestas de sol naranjas, a las 20 y 15 de la noche. Y ves que podía, iba a ver las funciones del Ballet Oficial imaginando que algún día iba a bailar ahí. Ya en mi adolescencia nos volvimos a vivir a Antofagasta e hice mi secundaria en un colegio artístico y con una clara tendencia “socialista”, obviamente elegí la orientación en Ballet, con un clima absolutamente de compromiso, de compañerismo y de resistencia…donde bailábamos temporadas de funciones con las orquestas del Conservatorio de Música. Mi maestro era discípulo de unos bailarines rusos de la compañía Vagánova (Vadim y Nina Zulima, que en su paso por Chile los dejó)…con él aprendí la entrega, la dedicación plena y trabajar aunque duela…me gradué siendo la mejor bailarina de mi promoción con un Solo que el maestro Ponce, compuso para mí….También en esos últimos años de mi secundaria conocí al primer bailarín del Ballet Oficial de la ciudad; él me llevó a la compañía, me tomaron una prueba y obtuve mi primer trabajo a los 17 años. Entré como bailarina en el Ballet de Cámara de Antofagasta y tuve la oportunidad de conocer a grandes maestros y coreógrafos chilenos de Clásico y de Contemporáneo (además de enamorarme de ese Primer bailarín). Seguíamos en dictadura en Chile y los estudiantes se iban del país…y yo también…Por amigos exiliados que conocían Tucumán, decidimos con mis padres que me viniera a estudiar aquí. Hice todos los trámites de varios meses en el consulado argentino para que me acepten como residente y estudiar “Medicina”…y me vine. Ya en Argentina y por primera vez en Tucumán, empecé a conocer las tormentas y la lluvia (en el norte de Chile no llueve); los sapos y otros bichos y todo esto tan selvático de Tucumán. Cuando llegué ese año, cancelaron todas las inscripciones para extranjeros en Medicina, entonces me puse a estudiar Odontología y cómo tenía muchas ganas de bailar, me fui a la escuela de Danza de la Provincia donde conocí a la maestra Alicia Cruzado, quien me dijo que me inscribiera en la Carrera de Danza Contemporánea de la Facultad de Artes, ella daba clases allí. Comencé la Carrera y egresé. Tuve la suerte de tener una muy buena época con la profesora Elba Castría, donde bailábamos y viajábamos mucho, luego en esos años la Carrera no tenía docentes desde el tercer año en adelante y nos fuimos juntando las generaciones de varios bailarines, y afortunadamente conocí a Beatriz Lábatte…al poco tiempo quería estudiar con ella. Al comienzo me dijo que no tenía lugar en su estudio, luego insistí y pude empezar los más hermosos años de Danza aquí en Tucumán. Con ella aprendí a ser consciente de mi cuerpo, a ser un ser sensible y humano en el escenario, a bailar con un disfrute absoluto, amar las clases y amar mucho más mi profesión…una gran maestra. En uno de sus espectáculos conocí al que fue mi esposo y el padre de mi hijo…unos veinte años en “el estudio” mucha vida compartida…Fui fundadora del Grupo de Danza Contemporánea de la Provincia….hermoso bailar en roles protagónicos en obras de Lábatte y también con el maestro Oscar Aráiz. Enseño Danza Contemporánea y Composición Coreográfica de manera privada y en la Facultad de Ed. Física, materias relacionadas al movimiento, desde hace varios años. He realizado un centenar de cursos con muchos maestros de teatro y danza. Me encontré con el disfrute de la Dirección y compenetrarme con mis intérpretes…he bailado casi 20 años y aunque paré unos ocho años, hace un par he vuelto a bailar… y sentir eso “tan feliz de la escena”. Y mientras pueda trato de vivir en ese estado…en ese “estado feliz de danza”.

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